domingo, 24 de febrero de 2013

Gilles Deleuze. Post-scriptum sobre las sociedades del control

"Es sencillo buscar correspondencias entre tipos de sociedad y tipos de máquinas, no porque las máquinas sean determinantes, sino porque expresan las formaciones sociales que las han originado y que las utilizan. Las antiguas sociedades de soberanía operaban con máquinas simples, palancas, poleas, relojes; las sociedades disciplinarias posteriores se equiparon con máquinas energéticas, con el riesgo pasivo de la entropía y el riesgo activo del sabotaje; las sociedades de control actúan mediante máquinas de un tercer tipo, máquinas informáticas y ordenadores cuyo riesgo pasivo son las interferencias y cuyo riesgo activo son la piratería y la inoculación de virus. No es solamente una evolución tecnológica, es una profunda mutación del capitalismo".

Juan Emar - Fragmento de "Umbral".


 " De allá, del otro lado, lejos, venía hasta mí el estampido de cañones, bombas, torpedos, y que sé yo. Y también las notas agudas de los aullidos humanos. ¿No deben nuestros hijos crecer en la realidad del momento de sus vidas? ¿Qué es una torre de un fundo chileno cuando las torres venerables de allá se van desplomando en llamas? ¿Qué es una bóveda cuando las otras sirven para proteger a otros hijos de la muerte? "

jueves, 13 de agosto de 2009

Clarice Lispector - Silencio (fragmento)

" Se puede pensar rápidamente en el día que pasó. O en los amigos que pasaron y para siempre se perdieron, pero es inútil huir: el silencio está ahí. Aún el sufrimiento peor, el de la amistad perdida, es sólo fuga. Pues si al principio el silencio parece aguardar una respuesta -cómo ardemos por ser llamados a responder-, pronto se descubre que de ti nada exige, quizás tan sólo tu silencio. Cuántas horas se pierden en la oscuridad suponiendo que el silencio te juzga, como esperamos en vano ser juzgados por Dios. Surgen las justificaciones, trágicas justificaciones forzadas, humildes disculpas hasta la indignidad. Tan suave es para el ser humano mostrar al fin su indignidad y ser perdonado con la justificación de que es un ser humano humillado de nacimiento. Hasta que se descubre que él ni siquiera quiere su indignidad. Él es el silencio. "

martes, 28 de julio de 2009

Guillaume Apollinaire -Porvenir, de El vigía melancólico-

Cuando tiemblen de pánico los poderosos ricos
cuando en señal de miedo levanten sus manos
serenas ante el fuego las casas se derrumben
los desnudos cadáveres tirados por los caminos
iremos a contemplar la sonrisa de los muertos
caminaremos muy lentamente con los ojos cautivados
registrando con los pies bajo los patíbulos de las mandrágoras
sin pensar en los heridos sin lamentar sus vidas.
Correrá la sangre y sobre los rojos pantanos
inclinados contemplaremos serenamente nuestros rostros
miraremos en los trágicos espejos la muerte de los amantes y la caída de las casas
tendremos mucho cuidado en conservar puras nuestras manos
y de noche lo mismo que Nerón admiraremos el incendio de las ciudades
el desplome de los muros
y como él con indolencia cantaremos
cantaremos el fuego la nobleza de las fraguas
la fuerza de los zagales
los gestos de los ladrones
la muerte de los héroes
y la gloria de las antorchas
que forman una aureola alrededor de cada frente
la belleza de la primavera y los amores fecundos
la dulzura de los ojos azules que la sangre satisface
el alba que despunta y el frescor de las olas
la dicha de los niños y la eterna existencia.
Pero no cantaremos más
ni el mirto de las viudas
ni el honor de obedecer
ni el son de los cañones
ni el pasado
pues la claridad del nuevo día, no hará que vibre siquiera la estatua de Memmon
luego bajo el sol se pudrirán los cadáveres
y muchos otros hombres que morirán en libertad
el sol y los muertos en las tierras que se siembran darán la belleza rubia y la fecundidad
y más tarde cuando la peste haya purificado la tierra
en dulce paz viviremos los bienaventurados hombres, apacibles y puros
pues los lagos y los mares serán suficientes para lavar la sangre de las manos. "

Guillaume Apollinaire -Porvenir, de El vigía melancólico

martes, 11 de noviembre de 2008

Farabeuf, Salvador Elizondo (fragmento)















"¿Por qué te has detenido?, ¿por qué se ha congelado este momento?, ¿por qué lo has invocado mediante aquel garabato que tu mano trazó al azar sobre el vidrio empañado? Si hubieras llegado hasta donde ibas, si hubieras logrado borrarlo con la palma de tu mano, la vida, tal vez, hubiera proseguido y nada su hubiera detenido": el instante concibe en la detención del tiempo en una detención metafísica, en el punto constitutivo, justo donde se abren las tapas de un libro: el acto de morir, en este sentido, como una lectura de ese signo indeleble sobre el vidrio. El ideograma (escrito con la punta del dedo, p. 36) remite a la idea, es la escritura de la idea: la idea llevada a superficie. De esta forma lo muerto, lo que se ausenta (lo in-existente inmediato) deviene vivo en el momento de su lectoescritura. Siguiendo esto, se podría postular que el signo vaciado de su contenido como algo anterior a él, al ser éste autónomo en un instante, ha perdido su memoria, es una especie de olvido significativo, de su función. Hablar de instante conlleva hablar del instante en que se quiebra la memoria ("más allá del suplicio la memoria se congelaba", p. 43), en que es fracturada en montones de instantes, agrupados en el arbitrio mismo: la realidad del instante es una realidad fractal, donde todo "deja de ser" para convertirse, a través del azar, en otra cosa:
"-Fotografiad un moribundo- dijo Farabeuf-, y ved lo que pasa. Pero tened en cuenta que un moribundo es un hombre en el acto de morir y que el acto de morir es un acto que dura un instante -dijo Farabeuf-, y que por lo tanto, para fotografiar a un moribundo es preciso que el obturador del aparato fotográfico accione precisamente en el único instante en el que el hombre es un moribundo, es decir, en el instante mismo en que le hombre muere".

lunes, 29 de septiembre de 2008

Poema Ars Poetique de Rodrigo Lira

para la galería imaginaria

Que el verso sea como una ganzúa
Para entrar a robar de noche
Al diccionario a la luz
De una linterna
sorda como
Tapia
Muro de los Lamentos
Lamidos
Paredes de Oído!
cae un Rocket pasa un Mirage
los ventanales quedaron temblando
Estamos en el siglo de las neuras y las siglas
y las siglas
son los nervios, son los nervios
El vigor verdadero reside en el bolsillo
es la chequera
El músculo se vende en paquetes por Correos
la ambición
no descansa la poesía
está c
ol
g
an
do
en la dirección de Bibliotecas Archivos y Museos en Artí
culos de lujo, de primera necesidad,
oh, poetas! No cantéis
a las rosas, oh, dejadlas madurar y hacedlas
mermelada de mosqueta en el poema

El Autor pide al Lector diScurpas por la molestia (Su Propinaes Misuerdo)

jueves, 21 de agosto de 2008

Henry Miller - Trópico de Cáncer (fragmentos)

" La subo sobre mí y, mientras las cuerdas me resuenan en los oídos; la habitación está obscura y la alfombra pegajosa con el kümmel derramado por todas partes. De pronto, parece como si se acercara la autora: es como agua arremolinándose sobre el hielo y el hielo está azul con la bruma que se alza, glaciares hundidos en verde esmeralda, gamuza y antílope, meros dorados, morsas retozando y el ambarino lucio saltando sobre el círculo ártico… Elsa está sentada en mis rodillas. Sus ojos son como ombligos diminutos. Miro su enorme boca, tan húmeda y brillante, y la cubro con la mía.
(...)
No tengo dinero, ni recursos, ni esperanzas. Soy el hombre más feliz del mundo. Hace un año, hace seis meses, pensaba que era un artista. Ya no lo pienso, lo soy. Todo lo que era literatura se ha desprendido de mí. Ya no hay más libros que escribir, gracias a Dios. Entonces, ¿qué es esto? Esto no es un libro. Es un libelo, una calumnia. El mundo es un cáncer que se devora a sí mismo.
(...)
Boris me acaba de hacer un resumen de sus ideas. Es un profeta del tiempo y dice que éste seguirá empeorando. Habrá más calamidades, más muerte, más desesperación. No se observa la más ligera indicación de un cambio... Debemos llevar el paso, cerrados en fila hacia la prisión de la muerte. Imposible escapar. El tiempo no cambiará.
(...)
Hacía sólo unos días que se había agarrado a mí desesperadamente, y después algo ocurrió, algo que ni siquiera está claro para mí ahora, y por su propia voluntad subió al tren y me volvió a mirar con esa sonrisa triste y enigmática que me desconcierta, que es injusta, forzada, de la que desconfío con toda mi alma. Y ahora soy yo, parado a la sombra del viaducto, quien tiendo los brazos hacia ella desesperadamente y en mis labios aparece esa misma sonrisa inexplicable, esa máscara que he colocado sobre mi pena. Puedo quedarme aquí parado y sonreír inexpresivamente, y por fervorosas que sean mis plegarias, por desesperado que sea mi anhelo, hay un océano enre nosotros; ella seguirá allí en la miseria, y yo caminaré aquí de una calle a otra, con lágrimas ardientes quemándome el rostro. "

lunes, 25 de febrero de 2008

Fragmento - Emile Cioran

Nos echan a este mundo, y nadie nos ha preguntado si queríamos nacer, nadie nos previene de lo que nos espera, ingenuo pensamiento el que dice que la vida es un don, algo que deberíamos agradecer cada día que nos despertamos y cada día que pasamos y seguimos aquí...
Yo pienso (y empiezo a pensar que pienso demasiado) que también puede ser una carga, una pesada carga, que día a día algunos de nosotros llevamos encima sin poder quitárnosla, pero deseando hacerlo. No estoy loco, nadie debe juzgar que mi lucidez significa locura, ¿o quizás sí?, y por eso los cuerdos están en el manicomio.
Lo he intentado, claro que lo he intentado, pero la ¿gracia? del asunto es que he fracasado... Así que aquí sigo, sin saber muy bien qué hacer.
Una de las cosas que tengo más claras, es que la sociedad tal como es ahora, no me gusta, vivo en ella porque no me queda otro remedio, y porque al mismo tiempo que la aborrezco, la necesito para subsistir. Pero no me gusta, quizás en lugar de ¿avanzar? tanto en el campo de la tecnología, de la ciencia, del consumismo,... Deberíamos pararnos en seco y mirar atrás, mirar lo que vamos dejando a nuestra espalda, recapacitar y meditar en si realmente estamos siguiendo el camino correcto, o por el contrario, estamos destruyéndolo todo a nuestro paso como Atilas de pacotilla.
Mi pesimismo, como le llaman los demás, o lucidez, como le llamo yo, es una pesada carga que tampoco pedí llevar. Es difícil vivir así, y casi merezco una medalla por, a pesar de todo esto, seguir levantándome cada día, ir al trabajo y colaborar en algo que no deseo que siga así, sino aniquilarlo.
La aniquilación es renovación, porque al final de ella, la vida (esa eterna inmortal) vuelve a resurgir... Si tuviese el poder, destruiría al hombre, limpiaría de la tierra su huella y la dejaría libre para que la naturaleza recupere lo que siempre ha sido suyo. Y quizá, en un futuro lejano, la evolución haría que un nuevo ser inteligente poblara este planeta. Porque no considero que el hombre sea un ser superior, ni inteligente, creo que es un ser peligroso por su gran (casi ilimitada) capacidad de contaminación. Y su carente capacidad de creación, allí donde toca, la caga. Dejando un montón de mierda a su paso.

miércoles, 6 de febrero de 2008

jueves, 24 de enero de 2008

Fragmento de "Subterraneos" de Jack Kerouac

"En el baño cálido y en la salvación de sus muslos, anhelaba esas intimidades de los jovenes amantes en la cama, altos, los ojos ante los ojos, el pecho contra el pecho desnudo, órgano contra órgano, rodilla que se aprieta contra la rodilla temblorosa y pecosa, cambiándose actos de amor y de existencia por el gusto de hacerlo. "Hacerlo", la gran expresión suya; me parece estar viendo sus dientcitos salietes entre los labios rojos, viendo " hcerlo", la clave del dolor sentada en un rincón, al lado de la ventana

miércoles, 28 de noviembre de 2007

lunes, 5 de noviembre de 2007

POEMA (Jack Kerouac)

Exijo que la raza humana
deje de multiplicar su especie
y se humille
lo advierto
Y como castigo & recompensa
por hacer este alegato sé
que renaceré
el último ser humano
Todos los demás muertos y yo
una anciana errando por la tierra
gimiendo en cuevas
durmiendo sobre harapos
Y a veces charlo, a veces
rezo, a veces lloro, como & guiso
en mi pequeña cocina
del rincón
"En cierto modo siempre lo supe"
digo
Y una mañana no me levanto de los harapos

1962

miércoles, 24 de octubre de 2007

Cristal (Paul Celan)


No busques en mis labios tu boca,
ni en la puerta al extraño,
ni en el ojo la lágrima.
Siete noches más arriba pasa el rojo hacia el púrpura,
siete corazones más adentro insiste la mano en la puerta,
siete rosas más tarde se escucha el rumor de la cisterna.

De noche, cuando el péndulo del amoroscila entre el siempre y el nunca jamás,
tu palabra derriba las lunas del corazón
y tu ojo azul -borrascoso- le entrega el cielo a la tierra.
Desde una lejana arboleda oscurecida por el sueño llega hasta nosotros el aliento
y lo que perdimos transita inmenso como un espectro del futuro.

Lo que ahora se hunde y se levanta
quiere lo sepultado en la entraña:
ciego como la mirada que cambiamos,
el tiempo lo besa en la boca.

La Carencia (Alejandra Pizarnik)

Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Despedida (Ingeborg Bachmann)

La carne, que envejeció muy bien conmigo, la mano rugosa, que sostuvo fresca la mía, ha de quedarse sobre el pálido muslo,rejuvenecerse la carne, por un instante, para que así venga más rápido el derrumbe en ella,rápido llegan las arrugas, casi sanas, y todo sobre la rígida musculatura.
No ser amada. El dolor podría ser aúnmayor, Se siente muy bien, toca a la puerta.Pero la carne, con su línea abierta en la rodilla,las arrugadas manos, todo ello sobrevino de noche, el curtido omóplato, donde ya no crece ningún verde,donde alguna vez se mantuvo oculto un rostro.
Avejentada en cien años, en un solo día,El confiado animal fue llevado bajo latigazosa su armonía preestablecida.

martes, 28 de agosto de 2007

EL BAILE DE LOS AHORCADOS (Rimbaud)



En la horca negra bailan, amable manco, bailan los paladines, los descarnados danzarines del diablo; danzan que danzan sin finlos esqueletos de Saladín.¡Monseñor Belzebú tira de la corbatade sus títeres negros, que al cielo gesticulan, y al darles en la frente un buen zapatillazo les obliga a bailar ritmos de Villancico!Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles: como un órgano negro, los pechos horadados , que antaño damiselas gentiles abrazaban, se rozan y entrechocan, en espantoso amor.¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza , trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio, ¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla! ¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!Todos se han despojado de su sayo de piel: lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas; cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla: parecen, cuando giran en sombrías refriegas, rígidos paladines, con bardas de cartón.¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos! ¡y la horca negra muge cual órgano de hierro! y responden los lobos desde bosques morados: rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno...¡Zarandéame a estos fúnebres capitanesque desgranan, ladinos, con largos dedos rotos, un rosario de amor por sus pálidas vértebras: ¡difuntos, que no estamos aquí en un monasterio! .Y de pronto, en el centro de esta danza macabra brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto, llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje con gritos que recuerdan atroces carcajadas,y, como un saltimbanqui se agita en su caseta, vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.En la horca negra bailan, amable manco, bailan los paladines, los descarnados danzarines del diablo; danzan que danzan sin fin los esqueletos de Saladín.

lunes, 27 de agosto de 2007

Las Lágrimas de Eros (fragmento) George Bataille


" La violencia nos abruma extrañamente en ambos casos, ya que lo que ocurre es extraño al orden establecido, al cual se opone esta violencia. Hay en la muerte una indecencia, distinta, sin duda alguna, de aquello que la actividad sexual tiene de incongruente. La muerte se asocia a las lágrimas, del mismo modo que en ocasiones el deseo sexual se asocia a la risa; pero la risa no es, en la medida en que parece serlo, lo opuesto a las lágrimas: tanto el objeto de la risa como el de las lágrimas se relacionan siempre con un tipo de violencia que interrumpe el curso regular, el curso habitual de las cosas. Evidentemente el torbellino sexual no nos hace llorar, pero siempre nos turba, en ocasiones nos trastorna y, una de dos: o nos hace reír o nos envuelve en la violencia del abrazo... es debido a que somos humanos y a que vivimos en la sombría perspectiva de la muerte el que conozcamos la violencia exasperada, la violencia desesperada del erotismo. "

Primer Manifiesto Surrealista (fragmento) André Bretón

" Ordenen que les traigan con qué escribir, después de situarse en un lugar que sea lo más propicio posible a la concentración de su espíritu, al repliegue de su espíritu sobre sí mismo. Entren en el estado más pasivo, o receptivo, de que sean capaces. Prescindan de su genio, de su talento, y del genio y el talento de los demás. Digan hasta empaparse que la literatura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes. Escriban de prisa, sin tema preconcebido, escriban lo suficientemente de prisa para no poder refrenarse, y para no tener la tentación de leer lo escrito. La primera frase se les ocurrirá por sí misma, ya que en cada segundo que pasa hay una frase, extraña a nuestro pensamiento conciente, que desea exteriorizarse. "

Descripción de un estado físico, de El ombligo de los limbos (Antonin Artaud)

" Una sensación de quemadura ácida en los miembros, músculos retorcidos e incendiados, el sentimiento de ser un vidrio frágil, un miedo, una retracción ante el movimiento y el ruido. Un inconsciente desarreglo al andar, en los gestos, en los movimientos. Una voluntad tendida en perpetuidad para los más simples gestos, la renuncia al gesto simple, una fatiga sorprendente y central, una suerte de fatiga aspirante. Los movimientos a rehacer, una suerte de fatiga mortal, de fatiga espiritual en la más simple tensión muscular, el gesto de tomar, de prenderse inconscientemente a cualquier cosa, sostenida por una voluntad aplicada. Una fatiga de principio del mundo, la sensación de estar cargando el cuerpo, un sentimiento de increíble fragilidad, que se transforma en rompiente dolor, un estado de entorpecimiento doloroso, de entorpecimiento localizado en la piel, que no prohíbe ningún movimiento, pero que cambia el sentimiento interno de un miembro, y a la simple posición vertical le otorga el premio de un esfuerzo victorioso. Localizado probablemente en la piel, pero sentido como la supresión radical de un miembro y presentando al cerebro sólo imágenes de miembros filiformes y algodonosos, lejanas imágenes de miembros nunca en su sitio. La suerte de ruptura interna de la correspondencia de todos los nervios. Un vértigo en movimiento, una especie de caída oblicua acompañando cualquier esfuerzo, una coagulación de calor que encierra toda la extensión del cráneo, o se rompe a pedazos, placas de calor nunca quietas. Una exacerbación dolorosa del cráneo, una cortante presión de los nervios, la nuca empeñada en sufrir, las sienes que se cristalizan o se petrifican, una cabeza hollada por caballos. Ahora tendría que hablar de la descoporización de la realidad, de esa especie de ruptura aplicada, que parece multiplicarse ella misma entre las cosas y el sentimiento que producen en nuestro espíritu, el sitio que se toman. Esta clasificación instántanea de las cosas en las células del espíritu, existe no tanto como un orden lógico, sino como un orden sentimental, afectivo. Que ya no se hace: las cosas no tienen ya olor, no tienen sexo. Pero su orden lógico a veces se rompe por su falta de aliento afectivo. Las palabras se pudren en el llamado inconsciente del cerebro, todas las palabras por no importa qué operación mental, y sobre todo aquellas que tocan los resortes más habituales, los más activos del espíritu. "

Locura y Civilización (fragmento) Michelle Foucault

" La locura no se puede encontrar en estado salvaje. La locura no existe sino en una sociedad, ella no existe por fuera de las formas de la sensibilidad que la aíslan y de las formas de repulsión que la excluyen o la capturan. Así, se puede decir que en la Edad Media, y después en el Renacimiento, la locura está presente en el horizonte social como un hecho estético o cotidiano; después en el siglo XVII ¾ a partir del internamiento¾ , la locura atraviesa un periodo de silencio, de exclusión. Ella ha perdido esa función de manifestación, de revelación que tenía en la época de Shakespeare y de Cervantes (por ejemplo, Lady Macbeth comienza a decir la verdad cuando deviene loca), ella deviene irrisoria, falaz. Finalmente, el siglo XX somete la locura, la reduce a un fenómeno natural, la liga a la verdad del mundo. De esta toma de posesión positivista debían derivar, de una parte, la filantropía despreciadora que toda psiquiatría manifiesta frente al loco y, de otra parte, la gran protesta lírica que se encuentra en la poesía desde Nerval hasta Artaud, y que es un esfuerzo por volver a dar a la locura una profundidad y un poder de revelación que habían sido aniquilados por el internamiento.(...)El lenguaje último de la locura es el de la razón, pero envuelto en el prestigio de la imagen, limitado al espacio de la apariencia que la define, formando así los dos, fuera de la totalidad de las imágenes y de la universalidad del discurso, una organización singular, abusiva, cuya particularidad obstinada constituye la locura. A decir verdad ésta no se encuentra por completo en la imagen, que por sí misma no es verdadera ni falsa, ni razonable ni loca, tampoco está en el razonamiento que es forma simple, no revelando más que las figuras indudables de la lógica. Y sin embargo, la locura está en la una y en la otra. En una figura particular de su relación. "